23.09

Caer en las redes de las redes

La trampa del escaparate infinito

Quiero empezar este escrito diciéndote que, en mi opinión, las redes sociales no son ni buenas ni malas, sino una herramienta disponible que en las manos adecuadas tiene el potencial de dar voz a proyectos increíbles. A la vez, en otras manos pueden apagar nuestra voz interior. Déjame que me explique:

Imagínate que tienes muchísimas ganas de comer una paella y decides preguntar en el restaurante más cercano. Resulta que hay un buffet libre y entre las muchas opciones una de ellas es paella. Empiezas a caminar por el pasillo del buffet en el que se ofrece tortilla de patatas, ensaladilla, embutido variado, una gran variedad de ensaladas, paella, fideuá… ¿Me sigues verdad? Ahora empiezas a confundirte, hay muchísimas opciones que se ven bien a los ojos, empiezas a salivar. Tú quieres paella, pero quizá… Ya no sabes lo que quieres ni lo que es mejor para ti, te has perdido en el escaparate. Ahí es cuando se apaga tu voz interior, esa que te decía que la paella era la mejor opción para ti hoy. Es un ejemplo muy mundano, pero espero que puedas ver hacia dónde voy.

Nuestra voz interior no busca recompensas, sino verdadero y genuino disfrute. Nuestra voz interior no se preocupa de cómo se ve fuera, sino de cómo se siente dentro.

Las redes sociales son un escaparate infinito de estímulos y posibilidades, de ahí la importancia de saber diferenciar entre lo que es mejor para ti y tu bien mayor, de lo que simplemente te hace salivar porque piensas que puedes conseguir algo con ello: ya sea más aprobación, más amor, más atractivo, más lo que sea.
Quizá ahora te estás preguntando cómo puedo diferenciar una cosa de la otra? Fácil. ¿Qué piensas que vas a obtener haciendo lo que crees que quieres hacer? Sé honesta contigo misma, es parte esencial de este proceso. Si crees que vas a obtener una recompensa del tipo si hago esto seré mucho más guay, tendré más amigos, me admirarán más, o seré más deseable, posiblemente no es tu voz interior hablando.

Nuestra voz interior no busca recompensas, sino verdadero y genuino disfrute. Nuestra voz interior no se preocupa de cómo se ve fuera, sino de cómo se siente dentro.

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