Te propongo un reto para valientes: deja el móvil en casa deliberadamente. Tú decides cuándo es el mejor momento para hacerlo. Tal vez prefieras intentarlo en una tarde libre, sin planes concretos y dedicada solo a ti.
«Dejar el móvil en casa es un acto de valentía que te conecta más con el presente.»
Una reacción común al compartir este reto es: «¿Y si hay una emergencia?» Este es un miedo habitual, y lo importante es que evalúes si este desafío se ajusta a tu realidad personal. Por ejemplo, si cuidas a una persona dependiente o tienes un familiar enfermo, quizás no sea la mejor idea. Pero si ese no es tu caso, y aun así te sientes insegur@, considera hacerlo acompañad@. Sal con un amigo o tu pareja, avisa a tus seres queridos de que si necesitan contactarte deben llamar a tu compañer@, y disfruta de la tranquilidad de estar desconectad@.
Cuéntame, ¿cómo se vive sin esa presencia constante del móvil?